viernes, 7 de agosto de 2009

Wyoming- Esperanza y los legionarios de cristo

Frank Zappa se quejaba de que el sistema en el que vivía se planeaba de tal forma, que todas las decisiones se tomaban para molestarle. Podría parecer un delirio paranoide, pero era verdad. A mí me ocurre lo mismo. La Comunidad de Madrid, en lugar de gestionarse pensando en el bienestar de los ciudadanos, se dedica, exclusivamente, a hacerme rabiar. Y lo consigue.

Lo último, la cesión de centros de inmigrantes a los Legionarios de Cristo, secta religiosa de ultraderecha cuyo fundador y referencia espiritual es un pederasta que estuvo cometiendo abusos sexuales sobre menores y jovencitos seminaristas durante 30 años. Las víctimas no encontraban forma de que sus denuncias prosperaran. Todo se tapaba, en palabras del propio Ratzinguer cuando era cardenal, porque Maciel era una persona muy amada por Juan pablo II. ¡Qué suerte!

Finalmente fue condenado cuando los niños de los que abusaba eran ya unos carcamales. En vista de lo avanzado de su edad, se limitaron a apartarle del culto y sugerirle una vida de recogimiento. ¡Que me quiten lo bailao!, pensaría el santo Maciel.
El angelito, además, era morfinómano. Fue detenido una vez en España comprando dosis.

Homosexual, pedófilo violador y drogadicto, sólo me queda una razón por la que personajes tan rectos de nuestra vida política como Ana Botella, Acebes, Michavila, Camps y ahora Esperanza, que les otorga sus favores y nuestros dineros, sean simpatizantes de este señor al que, en condiciones normales, calificarían de monstruo execrable: Lo hacen para joderme. Y lo consiguen. Es curioso que, a pesar de ser ateo y cobrar de Moscú por subvertir el orden, me sienta muy superior en lo moral a todos ellos

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