jueves, 13 de enero de 2011

HUERTAS, Begoña; "Esas incomodidades", una china en el zapato, diario´Público, nº 1195, 13/1/2011.

La muerte de María Elena Walsh el pasado lunes coincidió con mi primer viaje a Argentina. Justo unos días antes había estado leyendo, sentada en una terraza de La Recoleta, una referencia al valiente artículo que la escritora publicó en su día criticando la censura gubernamental, que trataba a los ciudadanos como niños a los que hubiera que preservar de algo.

Hoy, en nombre de la seguridad, se han instalado cámaras de vigilancia en todo tipo de espacios públicos: plazas, edificios, calles, jardines. En ciertos barrios de Buenos Aires ya casi no sería necesario el alumbrado municipal: a tu paso por un portal la luz del sistema de video-vigilancia instalado por los vecinos se enciende como un guardián que despertara alarmado ante una presencia sospechosa. En el parking de un supermercado de Rosario, bajo el dispositivo de filmación un letrero decía “Sonría, lo estamos filmando”. Me recordó al “sonríe, Dios te ama” del eslogan católico. En nombre de la propiedad o de dios, el caso es que no dejan de mirarnos.

Movistar Argentina utiliza como lema publicitario “nacimos para vivir en comunidad”. Sí, estamos continuamente expuestos y conectados. Entre las cámaras de vigilancia, los sistemas de geolocalización y los dispositivos portátiles de comunicación, uno ya no sabe dónde meterse para estar a solas consigo mismo.

Cuentan que un día Borges, ya medio ciego, paseaba con un amigo por Palermo. En una de las paredes acababan de colgar un afiche con consignas políticas y ante el pedido del escritor el amigo leyó en voz alta: “Dios, familia y propiedad”. Borges murmuró: “Caramba, qué tres incomodidades”.

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